Por fin ayer pude ver la película Everest y para decirlo lisa y llanamente, la valoración es bastante buena. Teniendo en cuenta las anteriores incursiones en el mundo de la montaña hechas por Hollywood, que han sido siempre hipérboles ridículas muy alejadas de la realidad, en este caso, el film Everest se ajusta mucho a la realidad que se vivió en la montaña más alta del mundo en 1996.
Varios son los aspectos que la hacen tan real. En primer lugar, los acontecimientos que se explican guardan una gran exactitud con lo que pasó. En segundo lugar, todas las localizaciones son exactas, sean reales o reconstrucciones digitales. Y en tercer lugar, que el material, las cuestiones técnicas, y la actitud y mentalidad de los personajes, se ajusta bastante a la realidad, algo bastante sorprendente, teniendo en cuenta las tentaciones de exagerar las situaciones reales que siempre tiene la industria cinematográfica estadounidense.
Sospecho que en todo esto está la influencia de David Breshears, que ante mi sorpresa, descubrí leyendo los créditos, que es uno de los co-productores del film. David fue el director de la película en formato IMAX de Everest del año 1996, en la que participó Araceli Segarra, y que subieron a la cumbre unos días más tarde de la tragedia. Quiero pensar, aunque sólo es una suposición, que habrá tenido una influencia en el hecho de que la película fuera lo más ajustada posible a la realidad. En este sentido, y como detalle, hay que decir que en general el material utilizado corresponde al de la década de los noventa, con excepción de algunos detalles, como los modelos de tienda de Mountain Hardware y Black Diamond, y de algunos guantes, también de Black Diamond, que no existían todavía.
Ese fiel relato de la realidad sin embargo, tiene algunas excepciones. Hay situaciones que no son reales, como por ejemplo las conversaciones nocturnas en el CB, con un escaso forro polar, sin gorro y estirados en el suelo como si estuvieran en Copacabana. Os aseguro que a quince bajo cero y de noche uno no está tan relajado. En segundo lugar, este recurso tan recurrente y ya muy gastado de poner siempre la ascensión dentro de un contexto de mal tiempo y aludes constantes, además de la clásica escena de la caída repentina de todo el grupo detenido por los pelos para el clásico salvador. Ganas de añadir una tensión irreal por la falta de recursos argumentales. En cuanto a la exactitud del relato, creo que sólo falla la desaparición de los dos alpinistas que caen, Doug Hansen y Andy Harris. Según el filme, Doug cae al pie del Hillary step, y Harris, tumbado junto al Rob Hall, de golpe se desnuda a media noche y repentinamente cae. Según los relatos que he leído, Doug muere junto a Rob Hall, y aunque Andy consigue llegar al lugar donde están los dos escaladores, en una comunicación posterior, Rob simplemente comunica que ha desaparecido. En cualquier caso, tampoco estoy en disposición de asegurar exactamente qué pasó, pero parece que los guionistas han optado por el recurso fácil de la caída, ya que de hecho, sólo fue encontrado el cuerpo de Rob Hall.

Como conclusión hay que agradecer que estamos ante el primer filme de montaña de la industria de Hollywood, que por fin es realista y no magnifica hasta el ridículo las situaciones y circunstancias vividas en el Himalaya. Y lo más destacable de todo, la exactitud de los paisajes y las localizaciones, que vistas en 3D, son realmente espectaculares.