La noche que pasamos en el campo 3 fue de aquellas que se recuerdan, y de las que hacía tiempo que no vivía semejantes.
El caso es que después de que Yannick y yo equipéssim 1000 m de cuerda fija durante dos días, el segundo día llegamos al Campo 3 a las seis de la tarde, en un atardecer precioso pero frío a rabiar. Y sólo disponíamos de una tienda de dos plazas para cuatro personas. Los primeros cuatro alpinistas alcanzar este punto. Así que nos incluir como pudimos, pero lo peor de todo es que el fuerte viento no nos permitió cocinar en toda la noche.
En estas condiciones atacar la cumbre se me hacía demasiado duro. Después de tres días agotadores, el mínimo deseable era poder descansar un poco antes de atacar los últimos mil metros, para empezar un poco enteros. Pero el hecho de no poder dormir ni un poco, y sobre todo de no poder ni beber ni comer, añadido al cansancio acumulado, eran demasiados factores en contra para afrontar los últimos mil metros que se preveían muy duros debido a la previsible gran cantidad de nieve acumulada en este último tramo.
En todo esto pensaba, y en todo lo que me había contado mi buen amigo David López. Una cierto temor por todos los trágicos precedentes invadieron mi mente hasta tal punto que tenía claro que ese no era el momento para atacar la cumbre.
Hacia las cuatro de la madrugada el viento paró y en Yannick insistió que lo probáramos. Tom estaba muy cansado y en Sadiq, que no decía nada, ponía cara de circunstancias cada vez que le pedíamos su opinión. Las dudas continuaron hasta las cinco. La verdad es que la cima se ve tan peligrosamente cerca – porque no lo está genes- que la tentación era grande, y además el tiempo previsto muy bueno. Pero mi intuición era que el resto de factores no iban bien. Así que sobre las cinco de la madrugada y sentido hacerlo muy por Yannick, empezamos el camino de regreso hacia el Campo Base.
El día anterior y ese mismo día la gente hizo cumbre en el Gasherbrum II gracias al esfuerzo hercúleo de los porteadores de la expedición comercial del Cari Kobler. Nosotros los dedicamos a abrir el camino hasta el Campo 3.
Pero en pocos días volveremos al mismo punto donde lo dejamos, y sabremos si acertamos o no. Este es el juego del alpinismo.
Ferran makina. Zorionak!!! Moltes felicitats tio. Grandeeee!