Mientras esperamos que llegue la ventana definitiva del buen tiempo para atacar la cumbre, hemos bajado unos días al CB Chino (5.170 m) para recuperar fuerzas y si puede ser acumular energía. Parece demostrado que el CB Avanzado (6400 m) el cuerpo se deteriora inevitablemente así que aunque también se produce un proceso de aclimatación, este factor no compensa el primero. Son teorías, pero la verdad es que dictan las sensaciones. También apetece bajar por un factor psicológico, de cambio de escenario, de perspectiva. Estar tantos días al pie de esta montaña impone un presión que acaba asfixiando la mente.

De todas formas la infraestructura principal la tenemos en el CBA. Y me hace especial ilusión hablar de este tema porque hace años que tenía ganas de disponer de una tecnología como la que tenemos este año. Hay que decir de antemano, como es sabido, que hay grandes empresas apoyando esta expedición, pero que en el apartado tecnológico son pequeñas empresas catalanas las que se han volcado de una manera entusiasta. Y a mí eso me produce una particular ilusión por dos razones: en primer lugar porque su función es básica, primordial en esta historia. Y en segundo lugar por la satisfacción de constatar su absoluta competencia. En tiempos de dudas como los que estamos viviendo, la angustia que me producía saber que en gran parte todo dependía de la energía y de las comunicaciones, se esfumó una vez comprobé que a 6.400 m todo funcionaba como estaba previsto. En casa las cosas se siguen haciendo bien. Especial satisfacción me da el suministro eléctrico. Es la niña de mis ojos. Hace años que dependíamos de generadores de combustión interna, así que una vez puesto en marcha el proyecto, me prometí que dependeríamos estrictamente de la energía fotovoltaica. Y así ha sido gracias a la empresa Azimut360 de un buen amigo mío, Dani Cadilla, compañero de clase de Industriales. Disponemos de un montaje de 4 placas solares, de la empresa LFN Photovoltaics, de 40 W cada una, una batería de 80Ah y otra de auxiliar de 7Ah, gestionado todo por la “Reina” de la casa: la que llamamos la “maleta bomba”.

La razón de tal nombre se entendería si hubiera podido fotografiar la cara del Guardia Civil de aduana que en el Aeropuerto de Barcelona abrió la maleta muy educadamente como proceso rutinario. Se le congeló la expresión en descubrir todo un entramado de cables, conmutadores, transformadores y sobre todo un pantallita digital como en las películas, las que efectúan la cuenta atrás hasta la explosión final. Tuvimos que estar una hora para explicarle de qué iba el aparato diabólico. Y no hemos pasado pocas angustias cada vez que nuestra maleta cruzaba una frontera. En cuanto a las telecomunicaciones, esta vez la empresa catalana Verasat Global también se ha encargado de que todo vaya a las mil maravillas. Nos conectamos a Internet a través de un módem vía Inmarsat que se llama Explorer 500, y que ya había utilizado en otras ocasiones. Pero esta vez la diferencia está en que podemos controlar con precisión el tráfico de Mb cada vez que nos conectamos, y así poder controlar también el coste de las facturas. Las llamadas de voz, las hago igualmente a través de un teléfono móvil (IsatPhone) que utiliza también la red de Inmarsat.

El equipo de filmación es íntegramente de CANON, con dos cuerpos, la Mark II y la nueva III, y dos Legria por si acaso. Las ópticas también Canon, con dos 24-70 L USM, un 70-200 L-USM, y un 17-40 USM. Los ordenadores con los que escribimos y con los que monto los vídeos, son MacPro con disco duro sólido -para evitar problemas con la altura- y se montan con Final Cut y Motion.
Sé que para algunos puede resultar aburrido el tema. Pero quería hacer constar que detrás de cada palabra que envío, de cada foto, y no digamos de cada vídeo, hay un trabajo serio y cuidadoso en el apartado tecnológico. Un trabajo que se ha hecho bien desde casa y que no supuso pocos dolores de cabeza en su día. Quisiera pues darles las gracias, para propiciar el gran milagro de poder comunicarme con todos vosotros.