Hoy es el sexto día de descanso desde que decidimos regresar del último intento de cumbre y el tiempo no mejora. Los dos primeros días, tengo que confesar que los pasé descolocado. La mezcla del cansancio físico y la decepción me tuvieron tan en fuera de juego que no sabía muy bien qué pasaría conmigo, hasta tal punto que consulté a Ana Carceller, médico especialista en medicina de montaña, qué me podría estar pasando. Porque no recuerdo haberme encontrado tan bajo de moral y de energías después de pasar unos días en altura. Una vez descartadas mis paranoias hipocondríacas, el veredicto parecía claro: estaba fundido, y mentalmente hundido.

La prueba es que hoy me encuentro mucho mejor. Pero hay que intentar comprender qué me pasó. Lo había dado todo, tanto física como mentalmente, para completar esta nueva ruta, y la verdad es que había asumido que la posibilidad de llegar a la cima era muy alta. Sobre todo después de haber superado tantas dudas, dificultades y peligros a lo largo de la expedición.

Por otra parte, la idea segura de la cumbre me regalaba también algo muy importante, la oportunidad de volver a casa por fin, después de dos expediciones consecutivas.
058- Intent Cim

La decepción una vez llegué al CB por lo tanto fue enorme. Por un lado daba por cerrada la oportunidad de culminar este proyecto que me hacía tanta ilusión y que por poco no conseguimos. Nos bajamos toda la infraestructura porque Yannick tenía que regresar a casa, así que la posibilidad de volver a intentarlo era más que remota. La idea de subir al Nanga Parbat pasaba entonces para intentar la ruta normal, una posibilidad que me pesaba como una losa: empezar de nuevo, de cero, y la constatación de que acabaría escalando el Nanga casi dos veces y por dos rutas distintas, se me presentaba como un calvario, teniendo en cuenta que vengo de escalar el Makalu no hace mucho.

La misma desdicha han tenido los dos compañeros búlgaros, Boyan Petrov -con quien hice cumbre en el Makalau- e Ivan Tomov. Hasta ahora no os he hablado nada de ellos pero ahora es necesario hacerlo. Los dos compañeros viendo la lenta evolución en la ruta normal, intentaron nuestra ruta a pie, y salieron dos días por detrás nuestro. Yo no daba un duro, -¡a pie!-, pero he aquí que los dos escaladores, llenos de convicción, fueron completando las etapas perfectamente. Durante la bajada, nos cruzamos con ellos a unos 7000 metros
064- Intent Cim-C3

Dos días más tarde, desde el Campo Base los podíamos ver atacando la cumbe, pero por una ruta diferente a la nuestra: desde nuestro Campo 4, en lugar de seguir arriba hicieron una travesía de un kilómetro para enlazar con el Campo 4 de la ruta normal. Por la mañana los vimos al pie del trapecio final, pero se pasaron de largo y no supieron encontrar el corredor de cumbre. ¡Desde aquí nos tirábamos de los pelos! El tiempo no era bueno, la verdad, y las nubes que les ocultaban la perspectiva de la parte superior, los despistó definitivamente. No les vimos más, tapados definitivamente por las nubes, pero la huella que descubrimos al día siguiente con los prismáticos, era de retorno y no de cumbre…